Los atardeceres en el alto de Gamoniteiru invitan a soñar. En la montaña Asturianas el amor se asemeja al aire y se siente de modo más puro.
Luego, durante el día, la cosecha para la sidra, está a punto de recogerse y echar una mano, nunca está mal.
Pronto se reunieron muchos sacos. En un ratito, se armó todo el trabajo: Unos a recoger, otros a lavar manzanas, otros a seleccionar…
Todos haciendo algo. A mí me tocaron las fotos, a Anyel seleccionar y lavar en la fila de descargar.
A Fernando, ir echando manzanas ya limpias a la trituradora, que no veas como pesaban los cestos llenos.
Me recordaba mucho a cuando nos reuníamos en Extremadura a hacer la vendimia con las uvas. Todos afanados, nádie mirando ¡que hay prisa!
luego, a la prensa. Menos mal que ahora es electrica y hace un trabajo estupendo sin tanto esfuerzo.
Y poco a poco, el dulce mosto de manzana recién exprimida, va chorreando hacia la cuba.
Allí mismo, está la bodega donde reposará este sabroso líquido, hasta transformarse en buena y rica sidra.
¡Que apañao el señor! como sabía lo duro que es el trabajo, ya tenía preparada, sidra del año anterior, para refrescar el gaznate jajajaja
Y bien que se aplicaron a ello, que hasta para beber sidra hay que ser un artista jajaja
Treminado el trabajo, ahí se quedaron, dándole a la sidrina bien escanciada. ¡Qué buen día pasamos!
Y después, el atardecer sobre las montañas para serenar el corazón, que los amigos, la familia, el trabajo compartido, el buen rollo y tanta buena gente, merece que todo se grabe en la memoria.