El Jazmín, nunca pierde su esencia.
Existe, aunque a veces, no sea más que una simple ramita casi seca y sin color.
Pero está vivo. La esencia de su ser, aguarda escondida.
Y cuando menos te lo esperas, en pleno invierno, después de largas madrugadas de seis grados bajo cero, después de un largo tiempo helado y carente de luz… todo lo que llevaba dentro, estalla y amanece florecido. Sin forzar nada; sólo por las gotas de agua cálida que le llegaban, esparcidas con amor: ¡HA FLORECIDO!.
El Jazmín, NUNCA pierde su esencia.
Sólo los jardineros apresurados dejan de confiar en su renacer hermoso…y a veces, por las prisas, se pierden la magia de su despertar, más bello y lleno de fuerza de lo que fue.
La vida no explica. La vida no convence. La vida no altera su ritmo, por más que se lo pidamos o no alcancemos a comprenderlo. Nosotros sólo tenemos que CONFIAR y regar con gotas llenas de amor, ¡Y el milagro se produce!
* (No con cubos de agua…con gotitas llenas de amor)
(Foto tomada esta mañana, después de muchossss días con madrugadas de – 6º)
2 Comments
Me ha encantado
Maravilloso