Llovía mansamente…
Sentado bajo una jaima improvisada, dibujaba nombres, con su cálamo sobre papeles encerados.
Su pose era, como aquellos contadores de historias o vendedores de romances viejos, tantas veces imaginados.
Llovía mansamente. Había silencio en la plaza.
No pude evitar acercarme a él y en voz baja, decirle tu nombre y el mío…
-¿Los puede escribir juntos, por favor?.
Y los grabó sobre el papel.
Los miré y vi que parecía sólo una palabra…
Le pregunté – ¿Es sólo una palabra?
Y él con ternura y complicidad en los ojos, me dijo: – Entendí que me dijiste…escribe AMOR.
Me marché despacio, sintiéndome afortunada. Y dejé que el sentir producido, me empapara el alma como la lluvia, suavemente.
5 Comments
Te amo!
Uy, me mataste con esto!
Qué bonito! Qué suerte amar y que te amen así! Gracias !
es hermoso amar y ser amado, tus palabras me dan animo, hermoso todo lo que pones, muchas felicidades es un gran deleite poder siempre leerte, saludos de tu amiga boliviana…
excelente, gracias celeste