Manuel nació en el 1908, en la parte alta del Caurel, Lugo. Soltero de toda la vida, vive solo desde hace 27 años.
Experto en injertos de yema, en reparar los yugos, en fabricar madreñas con las hayas más fuertes…
Jamás habló otro idioma que el galego cerrado de la zona, porque el valle y la montaña, siempre le bastaron.
Aquí, compró y vendió las vacas, la miel de las colmenas, o las pieles que curtió.
Aquí hizo tratos con las tierras y esperó paciente el pago de sus jornales.
De mañana a la noche, el trabajo, y para la diversión las fiestas con tambor y las tonás de la taberna.
Todo lo demás ya no le cabe en la memoria. Dice que la vida le enseñó a hacerla pequeña, para no llevar tanto peso…Y para poder reír.
Sentado al sol, sin más tarea que vivir, su voz, suena fresca y fuerte. Alegre por ser escuchada.
– Tengo que marcharme…Le dije después de un buen rato.
Pero él, insistía en la conversación diciéndome:
-Sobra el tiempo… sobra el tiempo…tenemos mucho…¡viviendo con prisas, se vive menos…!
Regresé despacio, su voz hondeaba sobre las montañas:
«…Sobra tiempo, sobra tiempo…viviendo con prisas, se vive menos….»
2 Comments
Qué linda historia, y lo del tiempo… cuándo lo aprenderemos, no?
«viviendo con prisa se vive menos»
Es increible que siempre andamos en función al tiempo, a mi me pasa.