Mi padre era un hombre bondadoso, lleno de ternura, alegre, de carácter humilde y tranquilo. Rara vez se enfadaba. Le gustaba cantar en navidad y contarnos historias de cuando era pequeño y vivía en Garciaz con sus hermanos.
Su mujer, sus hijas, La burrita, sus ovejas, el huertin, su casa, unos cerdos, unas gallinas… su vida estaba llena de cosas pequeñas que llenaban totalmente su gran corazón.
Nunca le olvidaré. Siempre estará conmigo. Si algo añoro y me da rabia no haber tenido, es que, no pudiera disfrutar de sus nietos. Murió a los 57 años.