Esta tarde, cuando ya casi terminaba el trabajo, ha entrado un niño:
– ¿Tenéis una crema que quite el dolor de las manos?
– Si, la tenemos.
– ¿Ayuda mucho… de verdad quita el dolor?
– Bueno, sí, ayuda mucho…
– Me podéis dar una, tengo 10 euros…
– Pero tú no necesitas ninguna crema… ¿cuantos años tienes?
– Nueve. No es para mí, es para mi mamá. Se la quiero regalar, mañana es su cumpleaños…
Hacía frío en la calle, pero hemos caminado hasta casa, con un calor especial en el corazón y sin palabras para expresar lo hermoso del amor, cuando de la sencillez parte.
7 Comments
que tierno…me dieron ganas de llorar..
Saludos
sí, me pareció hermoso. como todo lo que escribís.
Las manos de las madres son la fuente de donde todo mana cuando somos niños, luego comprendemos que no son solo las manos y nos cuesta quitarnos la parte oscura de la pátena.
Qué regalo más humano el de ese niño, qué sensible, qué práctico también.
Un saludo
El amor de madre a hijo es lo mas especial que pueda pasar, es un amor incondicioncal, abnegado y sufrido, hermoso el post, muchas bendiciones para ti
Celeste… tan lindo!! tan lindo lo que escribis,
Me quedo por aca… en este huequito en donde hay tanta calidez…
Nada más que agregar
Un beso grande… y gracias por las palabras…
Bellos posts, delicioso blog.
Pasate por casa cuando quieras… ¡hay mate!
A.-
lindisimo celeste, brillante, gracias.